sábado, 16 de junio de 2012

Mi necesidad primero y la tuya nunca.


Si bien es cierto que somos seres sociables (en su gran mayoría), también es cierto que somos seres bastante egocéntricos.

En repetidas ocasiones he sido victima del clásico: híjole! se me olvidaron tus cigarros.
Y es que, a veces vamos tan ensimismados que olvidamos completamente que hay mortales al lado nuestro. 
Así de simple y de sencillo.
Por eso es que hoy, volviéndome a pasar lo mismo, me puse a escribir al respecto.

Realmente es tan difícil recordar lo que nos piden que hagamos, si no nos beneficia directamente?
Mi conclusión es: Pinchemil veces si.

Como hace un momento. Compre un delicioso pay de plátano con cajeta y lo pedí para llevar, andaba yo acompañada de mi compañero de batallas quien conducía con un léxico muy florido por las calles de la ciudad.
Llegamos a casa y me lanzo a la tienda rápidamente por mi segundo vicio más arraigado: una Coca-Cola bien helada.

Mientras estaba yo en la tienda, lo único que mi compañero tenia que hacer era sacar mi postre del carro y salvarlo de los 43°C que infernalmente gobiernan el día de hoy, y meterlo al refrigerador.
Hago la fila correspondiente con la muchacha que me va a cobrar y después de un chascarrillo alusivo al intenso calor, me dirijo a mi casa, caminando rápido rápido, por que ya me quiero comer mi pay.

Llego... -pssshhhhttttt!! Abro mi refresco, traguito refrescante, -aaahhhhhh!! Y mi postre?
- ay perdón! se me olvido bajarlo del coche.
Nombre no mamessss.

Como esta tengo muchas anécdotas en las que abundan frases como: -párate en el oxxo porfa. Y termino llegando a mi destino sin cigarros ni una chingada por que el oxxo nunca llegó.

Ah, pero que diferente es, cuando el conductor del vehículo NECESITA ir al oxxo, o a la tienda... ahí si que nunca se les olvida! Así sea por un mendigo chicle o por un six de cerveza, esas necesidades siempre son cubiertas con la mas rápida precisión.
Me lleva la chingada, entonces que pedo? 

Nuestra necesidad siempre va a ir primero. Bien dicen las abuelitas: primero mis dientes, después mis parientes.
En fin, hoy termine con un pay aguado como el café de la oficina, y con una cajeta ahora inexistente, por que se derritió o yo no sé que chingados pasó, pero sobre mi pay solo quedan vestigios de ella, prueba contundente de que alguna vez hubo cajeta y ahora no la encuentro por ningún pinche lado.
Se que esto es en un 50% obra del karma, pues, comerse algo tan delicioso como lo que yo me pretendía comer, debe ser pecado. 

Y así fue.

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