miércoles, 8 de octubre de 2008

Mejor si, mejor no.



A veces quisiera tener la vida de las chicas ricas que salen en las series de televisión. Todas glamorosas y llenas de billetes que papi y mami sueltan como si crecieran en los arboles. Nada es imposible para ellas, todo lo tienen y lo que no, pues nomas estiran la manita y ahí ta. Pero nel, no traigo más de $80 pesos en la cartera y aun así me doy el “lujo” de ir a tomar café sin falta cada semana a un restaurant muy bonito en mi ciudad.
Y es que… ya hace un buen que acabé la escuela (harán ya unos 3 años) y cada vez que me pongo a pensar en eso me siento más vieja. En mi último cumpleaños (no. 23) me dio un ataque de cólicos malpedo y nel, ni me festeje ni nada… ya me deprimí. En que estaba? Ahh ya, seeh, yo quiero ser rica como las de la tele…

Yo alguna vez fui rica (en términos subjetivos) y tuve mi depa (rentado), tenía un lindo trabajo que me agradaba mucho y estaba conectada todo el día al jodido Messenger. Me iba de antro toditos los fines de semana y a veces hasta me sobraba poquito pa comprar algo de comida pa que el refri no se viera tan pinche vacio. Era libre e independiente (nomas cuando me dio influenza ahí si corrí con mi mami que estaba en otra cuidad), y sabía cuidarme sola.

Ya han pasado 2 años desde aquel bonito entonces, nomas me duró un añito el gusto. Y ahora hasta miedo me da andar sola en la calle, no contesto mi celular si estoy caminando, y vivo en casa de papi y mami, y me dan todo lo que se me ocurra pedirles. Hace 2 años que no salgo de antro como Dios manda y ya ni voy a fiestas, es más, ya ni me invitan porque pos, nunca salgo y ni me conecto al jodido Messenger y ya nadie sabe de mi, a excepción de el reducido y muy exclusivo grupo del café semanal. En una mesa de 4, la mayoría de las semanas nos sobran sillas.

Si… ahora me cobijo bajo los brazos paternales. Y todo por que el inútil (literalmente) con el que vivía tuvo un episodio bien psycho y me correteó por toda la casa con un cuchillo en la mano (esto es verídico aunque suene loco), y ahí supe que ya se había chingado el pedo. Me encerré en el baño y esperé a que se fuera, y luego agarré unas cuantas garras y me largué a casa de una amiga que me dio asilo.
Mi mamá ni de pedo me dejó quedarme a vivir sola por allá, lejos de las cálidas plumas de mamá gallina y me regresé voluntariamente a huevo. ¬¬
En este lugar tan pintoresco no hay las oportunidades de trabajo a las que me acostumbre por allá, los salarios son risibles y los horarios nefastos, dignos del exilio social.
Así que de ser esclava ni se habla. Y de ahí que veo que no me debo de estar quejando porque entonces estoy en una desdichada situación de bucles extraños.
Pero me vale y me sigo quejando en mi interior. Nunca estoy a gusto y a veces siento que me gustaba más ser rica y sin dinero, que pobre con todo lo que quiero.

Tal vez solo me gustaba la independencia y bla bla bla. No sé. Odio las introyecciones, siempre me revelan lo que obviamente no quiero ver.
Así que pensándolo bien, mejor no quiero ser una de esas niñas ricas de la tele. Porque entonces nunca me subiría a un autobús (micro, colectivo) y me perdería de las bondades que regala la vida cuando se sube un mañoso y te arrima todo el paquete, o ya de plano, si es acá bien pinche hábil, te pellizca una nalga y el chofi lo baja por indecente.
Ahora sí que estoy en un dilema.

Y así fue…

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